martes, 14 de julio de 2009
El estilo y la ciudad
Utilizando el estilo y la elegancia natural de los edificios históricos situados en el corazón de Hollywood, varias compañías inmobiliarias están rediseñando el modo de vida de Los Ángeles. Lo que solían ser en su mayor parte oficinas, ahora son residencias tipo loft -con un sello contemporáneo sumamente elegante- que atraen a gente para quienes el estilo personal y el sentido del diseño no se negocian. De a poco, este movimiento está haciendo resurgir la cultura de caminar y pasear por las calles en oposición a la llamada "car culture", predominante en las grandes ciudades de los Estados Unidos, tal vez con la sola excepción de Nueva York. Aquí, por lo general, viven parejas o profesionales, como ocurre en este caso, que buscan tener un espacio de trabajo en su propia casa, convenientemente separado del resto. Arriba, por el contrario, todo es integración, donde los rincones se crean con inteligencia mediante el uso del color y de muebles estratégicamente ubicados.
La escalera lleva al piso donde está el living integrado a la cocina, el baño y el dormitorio. Tiene un diseño discreto y escultórico a la vez, que continúa en las barandas que hacen balconear este espacio sobre la entrada. Los colores se combinaron de forma impecable, aquí, donde los patrones abigarrados del empapelado en planta baja dan paso a grandes planos en un mismo tono. Blanco para los altos cielos rasos (tuberías y vigas incluidas); el gris del piso, que se extiende a las paredes, los cortinados y los conductos de aire; y un dorado oscuro, que brilla en el terciopelo de las sillas capitoné con estructura de acero, los almohadones y la madera de la tapa de la isla.
Todo un hallazgo: la isla, con una base que tiene espacios de guardado con puertas tipo locker, tiene una gruesa tapa de madera que, bajo el barniz, no oculta sus imperfecciones naturales. Está acompañada por estilizadas banquetas de acero, con una amplia base piramidal. En el living contiguo, bien acompañado por una obra de arte, las mismas fuerzas de color se agrupan en torno a una mesa de mármol blanco de corte sumamente sencillo. Se mantuvieron las aberturas originales, que dan lugar a una vista franca de la ciudad y, más allá, también de las montañas.
La lámpara de caireles trae una lluvia de luz plateada sobre el conjunto armado en base a negros y dorados.
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